jueves, 7 de octubre de 2010

El nuevo hombre soviético

UNIVERSIDAD DEL DESARROLLO PROFESIONAL
LIC. EN EDUCACION
MATERIA: Teoría de Educación
TEMA: El nuevo hombre soviético. A. S. Makárenko y La sociedad planeada. B.F. Skinner
Nombre: Darlin Barrientos Franco
Bibliografía: Teoría de la Educación; James Bowen y Peter R. Hobson
Editorial: Limusa México pp. 215- 261 y 263- 308

1.-  Resumen
Antón Semiónovick Makárenko educador comunista ruso, qué representa un patrón de un tipo diferente de ciudadano, el “nuevo hombre soviético”, por obra de la educación. Se relaciono con cuestiones de enseñanza, siempre alumno diligente, con cierto olfato para la redacción creativa y para la literatura en general, fue admitido fácilmente al cabo de unos meses de haber cumplido los dieciséis  años, en 1904 a un curso de un año de preparación magisterial. Demostraba ser un maestro prometedor y logro la admisión a un curso avanzado de preparación magisterial en el Instituto Normal de Poltava, donde se graduó en 1917, obteniendo la medalla de oro del instituto. En 1919, fue director de la escuela de Poltava, puesto que mantuvo durante doce meses, cuando se le encomendó una institución para delincuentes juveniles.  La esencia de la teoría educativa de Makárenko estriba en su concepto de la primacía de lo colectivo y no de lo individual. La principal preocupación de la educación debe ser la subordinación de la individualidad al bien común.  Para Makárenko la educación es fundamentalmente el proceso mediante el cual cualquier persona, ya desde los primeros años de su vida, llega a valor tanto la enseñanza como el trabajo. Makárenko trabajo en orfanatos o también colonias, resultaban atípicas, como admitió sin embages, del tipo usual de ambiente educativo. Hay tres palabras que se pueden traducir, según sea el contexto, por “educación”: prosveshchenie, obrazovanie y vospitanie. La primera significa ilustración, la segunda “formación” y la tercera “disciplina” y también “autodisciplina”.
El propósito fundamental de la educación era producir al “nuevo hombre soviético”, crear a una persona del todo imbuida de la moralidad comunista. La escuela debía ser el agente primordial, primordialmente porque se consideraba a la familia como una influencia perniciosa (dañina). Sostenía, las metas de la educación no se debían predeterminar a priori, sino que debía provenir de las necesidades sociales de la propia gente. Rechazo la creencia psicología contemporánea en las diferencias individuales e incluso se rehusaba a aceptar los registros de los antecedentes de los niños cuando eran puestos bajo su cuidado. Cada niño era visto como una persona que debía ser absorbida en la colectividad de la escuela. Definía la escuela como una colectividad con una meta común, la cual era producir una moralidad comunista, lo que se lograba haciendo de la escuela un sistema bien determinado (que denominaba régimen  (reyim) que conduce al desarrollo de la disciplina. No obstante distinguía muy bien entre disciplina y los procesos de premios y castigos. La disciplina tiene una calidad moral bien determinada. Mientras que exige sumisión a lo colectivo, cada persona la debe considerar benéfica tanto para la colectividad como para sí. La tradición colectivista o régimen actúa como un reforzamiento positivo de la conducta infantil, puesto que en efecto el niño que entra a gusto en el espíritu de la escuela halla recompensas inherentes (inseparables, propios) al propio sistema.  Makárenko dividió la escuela en dos operaciones al parecer excluyentes: la de la enseñanza en el aula y la de enseñanza social. Makárenko sostiene que en realidad desarrollo un método universal aunque lo disimulo a pesar de las experiencias prácticas de un maestro sin arte. Además, sus enfoques no parecen demostrar que pueda haber o de hecho tenga lugar un crecimiento gradual en el desarrollo moral a partir de los primeros estadios del egocentrismo y de la presión situacional, hacia los del respeto por la ley y el orden, la manifestación de consideración por los derechos de los demás y el entendimiento y hasta preocupación genuina por la prestancia de la justicia.

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