jueves, 7 de octubre de 2010

La perspectiva progresista

UNIVERSIDAD DEL DESARROLLO PROFESIONAL
LIC. EN EDUCACION
MATERIA: Teoría de Educación
TEMA: La perspectiva progresista de Juan Jacobo Rousseau y John Dewey
Nombre: Darlin Barrientos Franco
Bibliografía: Teoría de la Educación; James Bowen y Peter R. Hobson
Editorial: Limusa México pp. 122-131 y 165-171

1.- Resumen

Juan Jacobo Rousseau
Parece claro que muchas de las actitudes que Rousseau desarrollo tanto frente a la educación como frente a la vida en general se debieron en gran parte a su propia vida insegura y de manera especial a sus primeros intentos fallidos de encontrar una vocación. Parece que siempre sufrió de cierto sentido de frustración y de insatisfacción, y mostro gran antipatía frente a loas sociedades en que le tocó vivir. La falta de una vida hogareña solida u de una educación apropiada, sin duda desempeñaron importante papel en determinar tanto su interés inicial por la educación, como el punto de vista revolucionario que adopto frente a esta. Formo una filosofía educativa que constituyo la primera amenaza importante a la filosofía de la educación privada de Platón y Aristóteles, que constituyó la doctrina dominante hasta el siglo XVIII. El cambio revolucionario fomentado por Rousseau es que, en vez de que la educación se centre en lo que se enseña (la materia), se debería centrar en quien es enseñado, o sea, en el niño, no según el criterio de las materias que se piensa, debería aprender. Esto, pues, es un cambio radical de énfasis en el proceso educativo, conduce a destronar al maestro como figura de autoridad, cuya función es impartir la materia al alumno.  Una consecuencia posterior a colocar al niño en el centro de la educación es que se vuelve necesario considerar sus necesidades e intereses como primordiales. Sostenía que la naturaleza del niño es intrínsecamente buena y que, contrariamente a la doctrina cristiana del pecado original, no existe ningún mal en el niño recién nacido.

El desarrollo natural, es el ideal y se ha de evitar cualquier interferencia. La educación al viejo estilo de deletérea por eso mismo, puesto que trata de convertir al niño en un buen ciudadano; ello significa educar al hombre para los otros, en vez de para si mismo. Por lo tanto, la educación pública queda desterrada en el Emilio como algo natural, y en su vez debe establecerse la educación individual. Esta protegerá al niño de los efectos dañinos de la sociedad corrupta y permitirá que su bondad innata se desarrolle como debe de ser. Una vez logrado esto, no habrá inconveniente en que el niño, incorrupto como estará, entre la sociedad, porque ahora será impermeable a las influencias perjudiciales. ¿Pero como hay de proteger al niño ante la sociedad y al mismo tiempo darle la debida educación? El Emilio es el intento de Rousseau por la respuesta a esa pregunta. Una de las principales tareas que Rousseau se impone en esa obra es describir la naturaleza del niño y como permitir que se desarrolle de acuerdo con sus propias leyes internas.

Libro I: después de algunas observaciones generales sobre educación de acuerdo con la naturaleza, trata de la primera etapa del desarrollo del niño, es decir de la infancia, que para Rousseau abarca desde el nacimiento hasta la edad de doce años. Subraya la importancia de que el niño sea criado por su propia madre y no entregado a una ama. El cometido principal del tutor es procurar que las oportunidades del niño de tener todas las experiencias diferentes que pueda no se le restrinjan, a menos – que vaya a sufrir algún daño. No hay que permitir que el niño contraiga hábitos, puesto que en estos crean nuevas necesidades que no se deben a la naturaleza.
En el Libro II: se introduce el siguiente estadio del desarrollo que dura de los dos a los 12 años. Aquí introduce el concepto de instrucción negativa, que significa proteger al niño de influencias malignas, en vez de enseñarle cosas para las que no está preparado. La educación en este escalón afirma, “consiste no en enseñar la virtud y la verdad, sino en preservar el corazón del vicio y la mente del error”. La educación negativa es también el modelo en la esfera de la moralidad. Rousseau recomienda que cuando el niño haga algo malo se le castigue, sino que por el contrario se le deje a que sufra las consecuencias de su mala conducta, como en el ejemplo del niño que ha roto la ventana de su alcoba. Rousseau, además sostiene que las ideas del deber u la obediencia son innecesarias y perjudiciales. La ley de la necesidad es la única a la que debe estar sometido el niño; en otras palabras, debe depender de las cosas más que de los hombres.  En esta etapa, un niño no puede entender las reglas morales y sociales y seria perder el tiempo cualquier esfuerzo enseñárselas.  
En el Libro III: abarca los años de 12 a quince, que es la primera adolescencia en el esquema de Rousseau. En esta época la curiosidad innata del niño esta mucho mas desarrollada y, debido a que su interés natural por el mundo no ha sido amortiguado pro intentos prematuros de enseñarle conocimientos verbales y abstractos, tiene la mente abierta y dispuesta para explorar el ambiente en el que vive. En este periodo el único libro que debería leer es Robinson Crusoe, y es fácil ver por que Rousseau lo ha escogido. Es el relato de un hombre que vive en un ambiente del todo natural y sus capacidades para resolver problemas prácticos que se le presentan en la isla. Es el modelo perfecto del tipo de vida que Rousseau considera apropiado en esta etapa.
En el Libro IV: es el periodo comprendido entre los quince y los veinte años, pro fin Emilio esta listo para actividades sociales e intelectuales y el tipo de educación que ahora va a recibir no es muy diferente de la practica normal en el siglo XVIII. La importancia para Rousseau  es que ha sido propuesto hasta que el niño ha estado listo, y de esa manera llega fresco y lozano, por lo que recaba un beneficio máximo. El plan de estudios contendrá historia, literatura, arte, idiomas, estudios sociales y política. Ahora su entrada en la sociedad es segura, porque esta equipado para enfrentarse a sus peligros, pero Emilio los resistirá. El buen gusto lo va adquirir mediante el estudio de la literatura y el teatro así como tomando parte en la sociedad culta y a través de los viajes.
Lo importante en el Emilio es su nueva perspectiva radical en cuestiones de educación, y si bien esta expresión de nuevo punto de vista contiene fallas, muchas de ella no fueron características necesarias del mismo y pensadores progresistas posteriores como Dewey pudieron partir de él  y extenderla perspectiva inicial que presentara Rousseau. Este en efecto, ha rendido un servicio permanente al pensamiento educativo con solo cambiar el énfasis al niño como centro del proceso educativo. Algunas de las tendencias de la teoría educativa que fluyen en este cambio de énfasis y claramente realzan la innovación trascendental de Rousseau en el pensamiento educativo son las siguientes:

1.      Apreciar el valor del aprendizaje de descubrimientos y de resolución de problemas como técnicas educativas.
2.      Limitar el primer aprendizaje del niño a cosas que están dentro de su propia experiencia y que por lo mismo tiene significado para él:
3.      Subrayar los derechos de cada niño a consideración individual, libertad y felicidad;
4.      Percatarse de la necesidad de entender la naturaleza del niño y el modo como ésta se va desarrollando desde la niñez a la adolescencia, y aplicar el conocimiento de esto para determinar lo que debe aprender en cada estadio de su desarrollo, y
5.      Tratar al niño como un ser con derecho propio, no como una miniatura de adulto, y por lo mismo subrayar el enriquecimiento de su experiencia presente en vez de prepararlo para algún futuro distante.




John Dewey
Dewey se intereso por la educación y la institución de la escuela porque creía que la filosofía, en esencia, es “la teoría generalizada de la educación” y de esa manera, siguiendo su aceptación creciente del pragmatismo, vio que si tal criterio se aplicaba a la actividad escolar, gran parte de esta última se llegaría a considerar en menos que insignificante; era positivamente des- educativa, en el sentido más profundo del término. La educación en buena parte, se concebía como el proceso de la instrucción formal primordialmente en los elementos relacionados con las letras y con las habilidades vocacionales respectivas y secundariamente como adquisición de una amplia gama de conocimientos. La tarea del maestro se sabia muy bien: tenia la responsabilidad de organizar el conocimiento de una manera estructurada, empleando por lo general tales principios de ordenamiento como el paso de lo simple a lo complejo, de lo conocido a lo desconocido, comunicándoselo a los alumnos, sea oralmente, por escrito en la pizarra, o haciendo que leyeran en libros o en mapas. Los alumnos debían aprender de memoria esa información, y por lo mismo se empleaba el coro y otras técnicas mnemónicas, pensándose que con el tiempo la mente se organizaría como era conveniente conforme al paradigma  paralelo de la objetividad ordenada del mundo exterior. En fin, el propósito de la enseñanza era lograr una pauta verbal, y simbólica del conocimiento en la mente supuestamente receptiva del niño.

Sin embargo, siempre había un problema que presentaban los propis alumnos. Ese método de enseñanza de manera especial porque eran comunes las clases numerosas, significaba que los niños debían quedarse sentados quietamente para poder captar las palabras del maestro. Se premiaba la pasividad; como se decía con ingenio en la lengua inglesa las escuelas eran “sit-stilleries” por lo que el maestro tenia un cometido mas, que era el de mantener el orden. Se otorgaban premios, siempre exteriores a la tarea, cuando este se llevaba a cabo satisfactoriamente, y esta practica se institucionalizo en una de las grandes paradojas: las recompensas con frecuencia asumían la forma de un exención de trabaja ulterior, hasta el grado de que se permitía al niño abandonar la escuela antes de que sonara la campana. Los castigados operaban a la inversa, y así cuando no se lograba aprender, generalmente se acrecentaba la carga laboral que el niño no había logrado concluir, o se recurría a la azotaína o a la vara. Eso procedimientos, al propia tiempo, se creía que estructuraban el carácter moral y conducía al cultivo de la virtud.

Dewey reacciono vigorosamente contra tal práctica general. La educación tradicional según asevero una y otra vez, autoritaria; se fundaba en que el alumno necesariamente tenía que depender de la mente y voluntad de otro. Sostenía que toda le educación debía ser científica en el sentido riguroso de la palabra. La escuela debía convertirse en un laboratorio social donde los niños aprendieran a someter la tradición recibida a pruebas pragmáticas de la verdad; el conocimiento acumulado por la sociedad debería verse operar de manera palpable. Y además este debía ser un proceso continuado: la escuela debía desarrollar en el niño la competencia necesaria para resolver los problemas actuales y comprobar los planes de acción del futuro de acuerdo con un método experimental. La base de la teoría de Dewey tiene un punto de partida antropológico y psicológico. La vida, afirma, busca su propia razón de ser, que el hombre se procura mediante la sociedad organizada. La educación es fundamental en ese proceso porque permite que el individuo mantenga su propia continuidad, aprendiendo las técnicas de supervivencia y de desarrollo a partir de la experiencia acumulada por su grupo. A medida que la vida se vuelve más compleja, la educación también se transforma en algo más “formal” que “intencional” y en gran parte esta dirigido a lograr que el joven acabe aceptando la moralidad de su sociedad.
El niño, cuya característica dominante el la plasticidad, ha de mantenerse en esa tesitura; debe ser animado a que siga esta proclividad “natural” a buscar inquirir, explorar y sumergirse en el ambiente y aprender de la experiencia. Esto conduce a un crecimiento, entendiendo por ese concepto fundamental la noción de la formas mas deseable de comportamiento humano, que es la disposición de reaccionar siempre a las nuevas situaciones con interés, flexibilidad y curiosidad. El hombre ha de buscar siempre responder creativamente. Los contrario es responder con un solución dada, un prejuicio, donde se impone una actitud estática, ya mantenida, una creencia, sobre la nueva situación. Actividad es uno de los términos clave de Dewey; es la característica humana dominante. El actúa constantemente para mantener la continuidad de la vida, porque la constancia de la continuidad, y por tanto la supervivencia, son parte del orden de la naturaleza. Dewey considero la vida como una secuencia continua de retos, punto de vista que ese encarecía mas en la época en que le tocó vivir. Otra de sus grandes ideas educativas: la educación debía estar en consonancia con la sociedad, la que en ese tiempo era una democracia industrial en desarrollo. La educación en si debía ser un proceso democrático de actividad conjunta, guiada por la forma más excelsa de resolución de problemas jamás ideada: el método científico.

La perspectiva experimental es esencial para dar soluciones constructivas, y Dewey fue de sus iniciadores en el pensamiento educativo. ¿Cuándo pensamos realmente? Se preguntaba, y su repuesta estuvo pronta: cuando se no desafía. Y los retos, como ya se ha señalado, son parte de nuestra vida. Así vino su siguiente pregunta: ¿Cómo pensamos? Y esa respuesta, en este caso, ofrecía dos alternativas: aceptando las opiniones ajenas, o bien participando nosotros mismos en un proceso de investigación crítica. El primer enfoque no es propiamente pensamiento y es característico del esclavo: el hombre democrático debe alcanzar soluciones genuinas. Pensamos en el sentido pleno de la palabra, cuando nos vemos retados por un problema que nos estimula a buscarle una solución. El paso siguiente es recoger dato; inquirir las condiciones que causan el problema. Luego pensamos una secuencia ordenada de etapas hacia una solución, o en palabras de científico, construimos una hipótesis y posteriormente la comprobamos con la aplicación, la cual, en caso de que rinda una confirmación, resuelve el problema. Si la hipótesis no se confirma, entonces volvemos a los datos y empleamos la hipótesis fallida como un elemento mas, a la  que tratamos de estructurar una nueva hipótesis muchas veces antes de que lleguen las soluciones finales, y lo mismo vale decir de la vida humanas en general.

Dewey se opuso siempre tanto al dualismo de la metafísica tradicional como a la tendencia constante de dar sustancia a las abstracciones. Por lo mismo critico conceptos tales como mente, inteligencia, interés, atención y disciplinas en las discusiones educativas. Dewey creía que si las escuelas basaran sus actividades en la investigación científica desaparecería una buena cantidad de obligación y coerción, y se harían innecesarias, más bien redundantes, practicas falsas tales como la motivación. Y esta, a su vez conduciría a la desaparición de uno de los máximos enemigos de la democracia, el dualismo, heredado de los griegos, de ocio y trabajo. Dewey sostenía que la moralidad se aprende dentro de un contexto social observando las reglas correspondientes, y esas reglas en su teoría emergen de una experiencia conjunta y compartida. Así, el maestro es a la vez un alumno cooperativo, pero mayor y mas sensato. Su cometido consiste en auxiliar al niño a aprender los valores de la participación democrática, no impartiendo información sino inquiriendo las situaciones problemáticas. Aprendemos cuando, enfrentados a la necesidad de escoger entre diversas posibilidades de acción, nos dedicamos a construir hipótesis que, por definición, anticipan las consecuencias de determinado modo de actuar. La genuina moralidad proviene siempre de buscar continuamente el ser flexibles, estar alerta y creativamente preparados ante los nuevos desafíos: transmitir esta cualidad a los más jóvenes es el propósito más excelso que se puede dar a la educación.


2.- Análisis

La perspectiva progresista se enfoca en dos personas: Juan Jacobo Rousseau y John Dewey. Su forma de pensar de estos dos es muy interesante y creo que importante en la opinión de la educación. Así como Platón y Aristóteles tuvieron acuerdos y desacuerdos también Rousseau y Dewey.  En primer lugar Rousseau consideraba que el niño debía ser el centro de la atención en cuanto a la educación. Haciendo esto el maestro se enfocaría en las necesidades del niño. Rousseau escribo un libro llamado El Emilio en el cual expreso sus ideas sobre la educación de forma natural. Este libro es basado en un niño imaginario llamado Emilio, aquí describes Rousseau los pasos necesarios que se deben de llevar a cabo en la educación y según en el periodo de edad que el niño tenga. Algo que me llamo la atención es que dice que en la infancia el niño debe de ser criado por su propia madre o no por otras personas. Abarca diferentes etapas del crecimiento del niño, pero su propósito final es preparar al niño o joven para entrar a la sociedad, en donde ya con sus conocimientos adquiriros en casa por sus padres podrá defenderse de los hábitos malos y situaciones que se le presenten. Luego esta Dewey, el cual piensa que el método de educación en la cual se dan a los alumnos premios o castigos esta mal. Dice que la educación se debe impartir con un método científico. Pensaba que la manera de enseñar en donde los niños están quietos y atentos a la información que el maestro daba era incorrecta. Que era necesario por así decirlo, que los niños pudieran experimentar y moverse de sus pupitres y también preguntar no solo escuchar.  Me gusto más el pensamiento de Rousseau el cual para mi seria el ideal emplear en los niños, pero que en estos tiempos por cuestiones de tiempo y trabajo es imposible llevar acabo.

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